martes, 2 de noviembre de 2010

La Dieta del Placer


Vivi Cervera -
En su libro 'Ilusiones', Richard Bach relata la historia de un 'Mesías contemporáneo', mecánico de profesión, que en una de sus charlas ante el sinnúmero de personas que se aglomeraban a escucharlo, les preguntó si el ser humano por obedecer a Dios debía soportar lo que Él le ordenara, sin importar si se tratara de tolerar malos tratos, torturas, vivir en las llamas del infierno, o cosas peores. La multitud sin vacilar respondió que sí, que el ser humano debía acatar las órdenes de Dios aunque esto supusiera el peor de los suplicios. Y el Mesías preguntó nuevamente algo que ninguno de ellos pudo contestar: Entonces si Dios les ordenara que fueran felices ¿Lo serían?
Creo que el ser humano lleva en su interior una relación de amor/odio con el placer; por un lado siente la necesidad de experimentar sensaciones agradables y por el otro, una gran dosis de culpa por no ser lo suficientemente merecedor de todo aquello que pueda hacerle sentir la satisfacción de ser quien es, de reír, de ganar, de estar aquí ahora. Esta ambivalencia, esta relación contradictoria se hace presente en todos los ámbitos de la vida y es la causa de la autocrítica, del auto castigo al que el ser ha sometido su cuerpo físico por mucho tiempo. El concepto de que el placer es símbolo de gula, lujuria, avaricia o envidia ha adquirido mayor relevancia en la conciencia gracias a que en esa forma, algunas organizaciones encuentran clientes potenciales para sus productos, visitantes asiduos en sus sitios y feligreses arrepentidos en sus salones. En el contexto al que me refiero, se ha relacionado la palabra 'pecado' con el hecho de sentir placer, agrado, satisfacción o felicidad por realizar actividades que el común de la gente rechaza y una de ellas es la de comer sintiendo plenitud; has escuchado muchas veces que las personas dicen: 'hoy cometí un pecadito' por hacer referencia a un simple helado! De ese placer que te has negado tantas veces es que trata este escrito.
Voy a darte un ejemplo de cómo se sienta a la mesa el humano promedio en diversas circunstancias y en qué forma esto afecta su vida en general:
En el primer caso es posible que se siente a la mesa con una comida simple muy dietética que le permite sentir que hace lo correcto aunque lo que desee comer sea algo más exquisito. El sentimiento que prevalece es el deseo no satisfecho de consumir lo que realmente anhela su cuerpo. Resultado: insatisfacción, anhelo de lo que no puede tener.
En el segundo caso, la persona hace una excepción y se sienta frente a una comida exquisita, rica en grasas y azúcares, con lo cual se permitirá sentir que puede disfrutar ocasionalmente de estas delicias. El sentimiento que prevalece después de comer es la autocrítica.
Resultado: culpabilidad por haber comido demasiado.
Casi siempre te mueves entre estos dos casos anteriores y la mejor manera de enfrentar el miedo a comer consiste en regalarte un tiempo para amarte aunque engordes, sí leíste bien, aunque engordes; enfrentar el miedo consiste en comprender que así como conoces personas gordas que enferman, también conoces personas muy delgadas que han fallecido. Podrías ahora hablarme de estadísticas y de lo que se dice acerca de las personas que están gordas, pero yo te respondería que si existiera una, tan sólo una solución para adelgazar sin recurrir a la sanación interior, entonces valdría la pena intentarlo. El autoengaño comienza cuando crees que por estar gorda enfermarás, pero no piensas que también puede enfermarte el hecho de comer sin satisfacción o con culpa, de ese modo crees que privándote de ciertos alimentos estarás mejorando tu salud, cuando es importante para ti recordar que mientras tengas que usar la fuerza de voluntad contra algo, muchas más resistencias crearás respecto de ese algo. La resistencia a fluir con tu cuerpo tal y como es, evitará a toda costa que reduzcas tu talla, la resistencia es enemiga de la autoaceptación y esto último es lo que necesitas para ser feliz en este espacio del ahora.
“El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia de dolor en el cuerpo y de inquietud en el alma. Epicuro de Samos”.
Regalarte placer significa salir de ese lugar donde se encuentra la multitud, donde se encuentra casi toda la humanidad y asumir que no corres ningún riesgo por sentirte bien, que nada tienes que perder. Regalarte placer significa comer lo que tu cuerpo te está pidiendo porque es inteligente y hay una razón para cada bocado que pide! Amarte en cada bocado que te proporciona alegría, saborear un pedazo de pastel, una papa al horno, una exquisita lasagna…
Experimenta esa alegría al lado de tus seres queridos mientras tu sentido del olfato te hace saber que comerás con gusto. Si te es posible a diario pregúntate: ¿Qué placer me puedo dar hoy para comer? ¿Qué es eso que me he negado por tanto tiempo? Entonces regálate algo que no tenga que ver con la comida necesariamente: Elige un masaje en tu espalda o en tus pies, ve al salón de belleza, cómprate un regalo, mira una película en casa y disfrútala, dile a alguien que amas, que la/o amas!, compra flores!, todo ello te hará sentir mejor y en la medida en que comprendas que tu miedo es infundado, que mereces sentirte feliz, así mismo dejarás de tener deseos de comer en grandes cantidades y de sentir culpa que es lo que crea la destrucción de tu alegría; en esa misma medida las comidas que para los demás son dietéticas no lo serán para ti, te sentirás feliz comiendo lo que tu cuerpo te pida y sobre todo, aprenderás a escucharlo realmente. Recuerda que esa sensación de placer te dará libertad de elegir aquello que le hace bien a tu cuerpo sin reprimirte.
La psicología humana va evolucionando en la medida en que pasa de ser un instrumento de la sociedad de consumo para convertirse en un co-creador de sus experiencias presentes. El placer de realizar las actividades que la conciencia desea hace que el cuerpo libere endorfinas, que son algo así como unas sustancias proteínicas que te hacen sentir felicidad, ¿Puede esto ser nocivo? La escritora renacentista Sondra Ray en su fabuloso libro “La única dieta”, habla de la importancia que tiene, pasar por alto los conceptos establecidos y las bases sobre las cuales se ha apoyado la ciencia médica con el fin de aprender a sentir comodidad con el cuerpo físico, comprobando de muchas formas que la causa de la obesidad tiene que ver con un estado de no aceptación de lo que es, más que con grandes cantidades de comida consumidas. Entonces no te reprimas, si sientes miedo permítete sentirlo, reconócelo y deja que salga, con el tiempo descubrirás que ya no lo necesitas en tu vida y entonces habrás descubierto lo que significa ser libre.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Franz Kafka

No hay necesidad de salir de la habitación. Basta
con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies.


 
Diario Espacios Copyright © 2009 Blogger Template Designed by Bie Blogger Template