Lic. Anahí Inda - Daría Calderone Nicola
"La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para curar al hombre"
Carl Jung
Si hacemos introspección profunda, finalmente descubriremos la parte positiva que nos aporta la enfermedad. Si queremos aprender del mensaje del síntoma, deberemos sincerarnos con nosotros mismos y llevar estas faltas o carencias a nuestra conciencia, reconocerlas como tales. Muchas veces el problema no es tener faltas, defectos o carencias, sino no darse cuenta de ellas. Reconociéndolas, tenemos hecho la mitad del camino.
En general se ven los defectos de los demás, pero ¡que difícil es ver nuestros propios defectos! Muchas veces las personas con las que interactuamos, son espejos de nosotros mismos. Aunque nosotros nos veamos muy diferentes a ellas, en el fondo no lo somos. La sinceridad para con uno mismo es una de las más difíciles peticiones que nos podemos hacer.
El síntoma y la enfermedad ponen en evidencia cuestiones reprimidas y mantenidas ocultas, y por tanto nos hacen sinceros.
El aprendizaje del ser humano es comprender lo que la enfermedad viene a decirle. Cada trastorno, molestia o síntoma que ocurre en nuestra vida significa que hay una necesidad no cubierta. Debemos descubrir cuales son esas necesidades. Y descubrir las pautas mentales causantes, la mayoría de las veces suelen ser rabia, crítica, auto-crítica, resentimiento, culpa, problemas afectivos, agresividad sin canalizar, problemas sexuales y todo tipo de pensamientos y emociones negativas.
Nosotros somos responsables en un porcentaje muy alto de nuestra salud y de nuestra enfermedad. Pero esto no se tiene que percibir de forma negativa, sino todo lo contrario, hay oculto un mensaje positivo. De la misma forma que tenemos el poder de crearnos una enfermedad, tenemos el poder de curarnos esa enfermedad. Nuestra mente es tremendamente poderosa, nos puede hundir y enfermar pero al mismo tiempo nos puede salvar y curar.
Los terapeutas estamos para ayudar pero quien realmente se cura es el paciente, el propio enfermo, y se cura cuando decide curarse. Cuando decide ir hacia su interior y preguntarse que está haciendo mal, o quizás deberíamos decir que está pensando mal y por tanto sintiendo mal. Es responsabilidad de cada uno de nosotros, el buscar, indagar, cuestionar, perseverar hasta poder encontrar el mensaje, la enseñanza valiosa que se oculta en cada situación, suceso, vivencia, circunstancia, síntoma y enfermedad.
Cada vez que veamos un defecto en otra persona, deberíamos hacernos un examen de conciencia, y cuando seamos capaces de ver nuestros propios defectos, sentiremos más comprensión ante los defectos de los demás. Otra práctica de crecimiento interior es centrarnos en encontrar virtudes en el prójimo, en lugar de enfocarnos en sus defectos. Si verdaderamente lo intentamos de corazón, las descubriremos. Ya que todos absolutamente todos, somos un compendio de defectos y virtudes. Es sólo cuestión de cambiar nuestro enfoque, en vez de mirar lo negativo, mirar lo positivo. La cara siempre mirando a la luz, y de espaldas a la oscuridad. En la vida no todo es blanco o negro, hay una gama infinita de grises.
Necesitamos cuidar bien nuestro pensar y sentir. Intentar tener una actitud mental positiva ante nosotros mismos, hacia los demás y hacia la vida en general. Y sentirnos conectados espiritualmente. Si realmente queremos una vida dichosa, deberemos tener pensamientos dichosos, lo cuales crearán emociones dichosas. Aprender a observar a las personas y a los hechos sin que nuestro ego automáticamente cree un juicio de valor, positivo o negativo. En general nos resulta tremendamente doloroso asumir la responsabilidad total de nuestra vida y circunstancias. Y tendemos a evadirnos de esa responsabilidad y a buscar la culpa en el exterior.
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