Por Laura Guiraldez
Continuando con el tema de la Naturopatía, entramos ahora en profundización de una de las herramientas terapéuticas básicas que se utilizan dentro de esta disciplina, la helioterapia, que significa terapia solar, aunque no solamente se utiliza el sol sino también el aire. Actualmente se habla del sol como algo terrible y peligroso, algo de lo que ocultarse y alejarse; y si bien el uso indebido del sol puede dañarnos, debe quedar claro no solo sus propiedades terapéuticas sino, aún más, lo fundamental de su presencia. Toda la vida del planeta depende de la energía que irradia nuestro sol, todos los seres vivientes somos hijos del sol. Por lo tanto, es fundamental para nuestra salud la adecuada presencia del sol en nuestras vidas, ya que es indispensable para que el organismo pueda realizar óptimamente múltiples funciones.
El uso terapéutico del sol es tan antiguo como el ser humano, en todas las diversas culturas desde remotísimos tiempos, se utilizó el sol como agente de curación, así como, también, fue (y sigue siendo) objeto de culto y veneración como representación de la divinidad dadora de vida.
Han quedado registros sobre las formas de usos, las más reconocidas son las de los egipcios, griegos (quienes fueron los que desarrollaron más método para las curas solares), romanos, incas. Estas técnicas se perdieron durante la Edad Media, como tantas otras. El renacimiento de la helioterapia ocurre a partir de fines del siglo XVIII, con los trabajos de varios médicos franceses y alemanes; se amplía durante el siglo XIX con investigaciones de médicos franceses, especialmente, y con el trabajo de un empírico suizo, el famoso Rikli, que establece en Austria un centro de curación con helioterapia, donde efectuó numerosas curaciones que llamaron poderosamente la atención, tanto de médicos como de publico en general.
Desde entonces se propagó el uso de la helioterapia por el mundo, pero especialmente en Europa.
Esta terapia solar tiene técnicas específicas para su utilización, no es simplemente exponerse al sol; conlleva precauciones, indicaciones según la persona a tratar y constancia en su aplicación. Hoy por hoy tiene una metodología con la que puede utilizarse para el mejoramiento y recuperación de muchas afecciones que aquejan la salud del ser humano actual, sin ningún tipo de efecto secundario nocivo. Se combina la acción del sol (de propiedades bactericidas, inmunoestimulantes, tónicas, depurativas, sedante del dolor, regulador de la presión arterial, etc.) con la del aire (de propiedades depurativas, tónicas, circulatorias, etc.), incorporando ejercicios respiratorios y gimnasia terapéutica, para potenciar la capacidad del propio organismo para regenerarse, depurarse y reconstituirse a sí mismo.
Sin embargo no se aplica como terapia única, ya que en todo tratamiento holístico, se deben observar las distintas facetas del ser humano, trabajando con distintas técnicas combinadas, en búsqueda de armonizar el todo.
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